Desamor
Le dijo que no podía imaginar cuánto le amaba. Se lo repitió
de nuevo, pero esta vez llorando. Por fin, guardó un dolorido
silencio. Él la miraba distante, con gesto de extrañeza. Después
contestó muy despacio que, en efecto, era incapaz de imaginarlo.
José Manuel Fernández Argüelles
Deja una respuesta